
Internet de las cosas (en inglés Internet of things, abreviado IoT) es un concepto que se refiere a la interconexión digital de objetos cotidianos con internet. Alternativamente, Internet de las cosas es el punto en el tiempo en el que se conectarían a internet más “cosas u objetos” que personas. También suele referirse como el internet de todas las cosas o internet en las cosas. Si los objetos de la vida cotidiana tuvieran incorporadas etiquetas de radio, podrían ser identificados y gestionados por otros equipos, de la misma manera que si lo fuesen por seres humanos.
El concepto de internet de las cosas lo propuso Kevin Ashton en el Auto-ID Center del MIT en 1999, donde se realizaban investigaciones en el campo de la identificación por radiofrecuencia en red (RFID) y tecnologías de sensores.
Accesibilidad universal a las cosas mudas
Una visión alternativa, desde el mundo de la Web semántica, se centra más bien en hacer que todas las cosas (no sólo las electrónicas, inteligentes o RFID) tengan una dirección basada en alguno de los protocolos existentes, como el URI. Los objetos o las cosas no conversan, pero de esta forma podrían ser referenciados por otros agentes, tales como potentes servidores centralizados que actúen para sus propietarios humanos.
Obviamente, estos dos enfoques convergen progresivamente en direccionables y en más inteligentes. Esto es poco probable que suceda en situaciones con pocos spimes (objetos que pueden ser localizados en todo momento), y mientras tanto, los dos puntos de vista tienen implicaciones muy diferentes. En particular, el enfoque universal de direccionamiento incluye cosas que no pueden tener comportamientos de comunicación propios, como resúmenes de documentos.
Control de objetos
Se estima que el proyecto cuesta 19 billones de dólares estadounidenses, según el director ejecutivo de Cisco22 y, como eso, muchos dispositivos del internet de las cosas formarán parte del mercado internacional. Jean-Louis Gassée (miembro inicial en el grupo de alumnos de Apple y cofundador de BeOS) ha escrito un artículo interesante en el Monday Note,23 hablando del problema que surgirá con mayor probabilidad: hacer frente a los cientos de aplicaciones que habrá para controlar esos dispositivos personales.
Existen múltiples enfoques para resolver este problema, uno de ellos es la llamada “Interacción predecible”24 donde las decisiones se tomarán en la nube independientemente y predirán la siguiente acción del usuario para provocar alguna reacción. A pesar de que esto es interesante, siempre se necesitará ayuda manual.
Algunas empresas ya han visto el vacío existente en este mercado y están trabajando en la creación de protocolos de comunicación entre dispositivos. Algunos ejemplos son la alianza AllJoyn que está compuesta por 20 líderes en tecnología a nivel mundial y otras compañías como Intel que está elaborando el CCF (siglas en inglés: Common Connectivity Framework, significa Marco de Conectividad Común).
Ciertos emprendedores han optado por mostrar sus capacidades técnicas tratando de encontrar soluciones posibles y eficaces al problema planteado. Estos son algunos de ellos:
- AT&T “Vida digital” es la solución más conocida. En su página web25 cuenta con todo tipo de medidas domóticas que se pueden controlar a través de una aplicación del teléfono móvil.
- Muzzley utiliza una sola aplicación con la que poder acceder a cientos de dispositivos26 gracias a que los fabricantes están comenzando a unirse a su proyecto de APIs27 con el fin de proporcionar una única solución para controlar los dispositivos personales.
- My shortcut28 es una propuesta que incluye un conjunto de dispositivos que permiten al usuario establecer una interacción con la aplicación, al estilo Siri. Mediante el uso de comandos de voz, se le ofrece la posibilidad al usuario de utilizar las herramientas más comunes del internet de las cosas.
- Realtek, “IoT my things” es también una aplicación que pretende controlar un sistema cerrado de dispositivos de Realtek tales como sensores.29
Los fabricantes se están percatando del problema y están empezando a lanzar al mercado productos con APIs abiertas y estas empresas de aplicaciones se aprovechan de integraciones rápidas.
Por otro lado, muchos fabricantes todavía están esperando para ver qué hacer y cuándo empezar. Esto puede resultar en un problema de innovación, pero al mismo tiempo supone una ventaja para las empresas pequeñas ya que pueden adelantarse y crear nuevos diseños adaptados al internet de las cosas.
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